XII Edición

En tierra de nadie

Cristina Melero, 17 años

                   Colegio Zalima (Córdoba)    

Hace poco conocí por internet a una chica iraní. Empezamos a hablar porque compartíamos los mismos gustos y aficiones. Tenemos la misma edad y un dominio del inglés parecido. Las dos queremos ir a la universidad, viajar por el mundo y trabajar en aquello que nos gusta.

Hablábamos casi todos los días sobre nuestras vidas y llegamos a ser buenas amigas virtuales.

Ella me contó que había aprendido inglés gracias a las canciones que escucha a escondidas, pues en Irán solo se puede comprar música de artistas locales. Ha tenido que estudiar mucho más que yo para conseguir una plaza universitaria entre las sobrantes —aquellas que los varones no quieren o no alcanzan por falta de nota— en la única universidad del país. Me habló amargamente acerca de lo difícil que le resultará viajar al extranjero si continúa el sistema político radical en el que vive el país.

Pero lo que más me ha impactado de ella es su manera tan positiva de enfrentarse a la realidad. Me asegura que su generación está mejor preparada que la anterior y está convencida de que las cosas terminarán por cambiar a mejor.

Cada vez que vuelvo a la realidad de mi país y escucho quejas acerca de nuestro sistema educativo, de las horas que perdemos en asignaturas improductivas, del nivel insuficiente de inglés, de los jóvenes que se ven obligados a emigrar a otros países para encontrar, etc., tengo la sensación de que no sabemos mirar más allá de nosotros mismos. A la hora de la verdad, la solidaridad se queda en tierra de nadie.