IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

Historia de una competición

Roberto Gesteira, 14 años

                 Colegio El Prado (Madrid)  

Quedaban cinco minutos para el inicio de la competición. Ricardo se iba a enfrentar a Angus en la categoría de “menos de 55 kilos”.

No paraba quieto. Se sentía tan nervioso que le temblaba el cuerpo entero. Nunca le había ocurrido nada parecido. Era consciente de que sólo se trataba de una competición de judo, como otras en las que había participado. Sin embargo, Angus le parecía un contrincante demasiado fuerte.

-¡Bah! Será pan comido –le dijo con superioridad a su SenSei.

-Es bueno que alimentes tu estima, pero recuerda: cuanto más grande eres, más fuerte es la caída. Si tu autoestima es muy grande…

-En resumen: en un momento Angus estará acabado.

-No te confíes. Has llegado a la final y no pienses que en una final van a hacerte cosquillas… Angus es muy alto y...

-¡Judokas!... Acudan al tatami -sonó la megafonía.

-¿Y qué, SenSei? -preguntó Ricardo.

-Nada. Concéntrate y procura que no te tire al suelo.

Al llegar al tatami escuchó algunas palabras del entrenador de Angus: <<Ya sabes qué tienes que hacer nada más empezar>>. ¿Qué querría decir?

-¡Hajime!

Empezó el combate. Ricardo comenzó la lucha por los agarres. Como siempre, dejaba que su oponente le cogiera. Como era más bajo, previó que le tomaría del hombro. Sabía que en ese caso le quedaría un hueco para cogerle de la espalda por el cinturón y por debajo del brazo.

«¿Qué será lo que el entrenador le ha dicho a Angus? Todavía no le he visto hacer nada. ¡Ah!... Un uchi-mata: la llave más sobresaliente en las competiciones. ¡Qué fácil me lo pones, chaval! Me tiraré al suelo con un sutemi... Si, yoko-guruma>>.

Cayó de rodillas.

<<Esto no puntúa... ¿Quién sabe si esta es su técnica especial?».

Ninguno lograba tirar al otro. De nuevo, Angus hizo un uchi-mata y Ricardo intentó otro sutemi, llamado ura-nage (se lanza al oponente por detrás, tirándote al suelo), pero Angus hizo un mortal y cayó de pie.

«Pero, ¡esto qué es!...>> se asustó. <<¿Otro uchi-mata? Bueno, probaré mi tani-otoshi: me dejo caer de lado dejando resbalar la pierna y... »

-¡Yuko!

Se dice que tres yukos suman un ippon, con el que se logra ganar el combate. Un yuko significa caer de costado. Y un ippon, caer con la espalda.

-¡Hajime!

«Con un tani-otoshi puedo ganar. Justo lo que me esperaba… ¡Otro uchi-mata! Mira que es terco... Pues marchando un tani-otoshi para el tatami tres».

-¡Yuko!

Tan solo había pasado un minuto. Quedaban cuatro más. Ricardo iba ganando dos yukos a cero. Estaba confiando.

«Vamos, Angus, hazme otro uchi-mata, que me tiro al suelo y te hago otro tani-otoshi. Aquí viene su pierna, me pongo en tensión y... ¡No!...>>.

Había retirado la pierna, pasándola por detrás para hacerle un tani -otoshi!

-¡Waza-ari!

Esa marca equivalía a dos yukos: iban empatados. Pero solo se alcanza cuando se eleva al oponente y este no llega a caer con la espalda.

-¡Eso no es waza-ari! -gritó el SenSei de Ricardo- ¡No le ha levantado!

-¡Shido! –contestó el árbitro.

Ricardo recibió una amonestación por culpa de su SenSei. Tenía que ganar como fuera.

Prosiguió el combate. A Ricardo se le pasó por la cabeza lo que le había dicho anteriormente el maestro: «Augus es muy alto».

«¡Eureka! Cuanto más grande, más fuerte es la caída».

-¡Vamos Rocky, queda poco tiempo! –clamó el entrenador.

«¿Qué llave conozco que sea instantánea y a la vez aproveche el dicho del SenSei?... ¡Sumi-gaeshi!».

Era la primera vez que Ricardo cambiaba de agarre. Angus estaba desconcertado… De repente, voló por los aires sin darse cuenta.

-¡Ippon!

-¿Ya? ¿Ha acabado?... No me lo puedo creer. ¡He ganado!

-Saluden... ¡Rei!

Tras felicitar a Angus cordialmente, Ricardo corrió a abrazarse a su SenSei. Lo habían logrado: era campeón absoluto de su categoría.