IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

La música

Mercedes Alamillo, 16 años

                  Escuela Zalima (Córdoba)  

Es temprano. La melodía de todas las mañanas me despierta. Como muchos jóvenes, no uso despertador sino mi teléfono móvil, al que he puesto una canción actual. Antes no la paraba de escuchar, pero ahora no la soporto, quizás porque al comenzar la semana me avisa de que es lunes y toca desayunar a toda prisa antes de salir de casa con los auriculares en los oídos. Y es entonces cuando consigo borrar mi cara de sueño y acercarme más a un pensamiento positivo, que en vez de que me queda toda la semana por delante, ya falta un día menos para el viernes.

Es una de las cosas positivas que me aporta la música.

Y me pregunto: ¿no resulta imposible imaginarse un mundo sin música? Si no existiera, tal vez podríamos vivir tranquilos, pero la vida sería mucho más aburrida, porque no podríamos escuchar los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros, el ulular del viento, el rumor del agua en el río...Tampoco sabríamos cantarle una nana a un bebé, ni felicitar un cumpleaños cantando; incluso no conoceríamos la risa. Y un lugar sin risa si es una pesadilla.

No asistiríamos a musicales y ni existirían las bandas sonoras de las películas. No sabríamos bailar, ni nos asombraríamos con la danza. Quedaría el hueco de los bailarines, coreógrafos, y de todos aquellos que tocan un instrumento musical. Incluso faltarían los discjockeys.

Cambiaría la Historia, pues Tchaickovsky, Beethoven, Mozart o Bach -entre otros- no habrían escrito una sola nota.

En el otro extremo de los gustos musicales, cambiarían nuestras fiestas y, por supuesto, no existirían las discotecas. ¿Qué sería de una feria sin música o de cualquier otra fiesta popular?

Si comparamos las ventajas y los inconvenientes de la música, seguro que encontramos más cosas positivas, a pesar de las contrariedades, pues la música que escuchamos de manera habitual también nos aparta de la realidad. Nos evadimos con ella de las cosas cotidianas, por lo que no apreciamos otros sonidos, como los de la naturaleza o los de la misma ciudad, que también tiene su musicalidad. Utilizamos tan habitualmente la música comercial, que nos puede resultar difícil prescindir sin ella.

La música también es un instrumento para que consumamos, pues todas las campañas publicitarias van acompañadas de alguna canción. Y es la música lo que hace que nos interesemos por el producto.

La música es imprescindible y nos ayuda en muchas situaciones. Sin embargo, no debemos dejar de apreciar todo lo que nos rodea y observarlo con detenimiento y en silencio, pues las mejores cosas de este mundo son las que se esconden con apariencia de rutina. Pero no por ello debemos apartar la música; también nos ayuda a disfrutar de pequeños momentos que gracias a una canción, parecen grandes.