IX Edición
Curso 2012 - 2013
Lo que tú quieras
Lourdes Zurita, 16 años
Colegio Zalima (Córdoba)
Quieres tener felicidad, amistad, amor y, quizá, muchos hijos. Porque quieres formar una familia y recibir el Premio Nobel de la Paz. Y subir al cielo y ser el más feliz del Cosmos. Quieres flores a tus pies y dar muchos pasos que retumben. Y una perfección que produzca luz allí donde vayas. Quieres que todo el mundo te preste atención. Y simetría en el rostro y presumir de tener la estatura perfecta.
Quieres eliminar todas las sensaciones de angustia, el miedo y la impotencia. Y verificar que has logrado perfeccionar el mundo para que el día en que lo abandones, lo hagas con una sonrisa. Quieres a un mismo tiempo diversión, justicia, libertad de pensamiento. Y unos ojos que te contemplen cuando narres esas historias interesantes. Y un diario que recoja todas tus genialidades.
Quieres un acento que te haga ser confundido con cualquier extranjero, dominar tantos idiomas como para traducir al zulú el Códice Calixtino. Y hablando de dominar… ¿Quieres dominar tu vida? Ser tu propio rey, manejar a tus alfiles y peones. ¿Quieres que los demás te cuiden cual pedacito de Cielo? Y, por supuesto, ¿quieres una reina que se arriesgue por ti, que su mundo gire en torno al tuyo?
Quieres una vida eterna. O, mejor dicho, una juventud eterna con razonamientos claros y palabras firmes. Ser el jefe de tu jefe, el mejor amigo de tus amigos, una persona ejemplar. Y guardián de millones de secretos. También quieres las satisfacciones de la vida y disponer de cuatro ángeles de la guarda.
Quieres velar por todos, servir a todos y ser correspondido. Y ver la Aurora Boreal desde el barco de un pirata, surcar los siete océanos y desafiar a un tiburón blanco. Quieres ser el mayor foco de conocimiento, que tu trabajo satisfaga a la humanidad.
Quieres tentar a la suerte a menudo, experimentar, descubrir, impresionarte a ti mismo. Y borrar ciertas palabras del diccionario y reír como si no hubiese un mañana. Ser inmune a las balas, balas materiales y balas de odio.
Quieres, eso sí, no tener que arrepentirte de nada.
Si lo quieres, ¿a qué esperas?