XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Los abuelos

Paco Moreno, 15 años

                  Colegio Iale (Valencia)    

Los abuelos deberían ser eternos… Ellos son, según mi experiencia —junto a nuestros padres— las personas de las que más podemos aprender, pues sus enseñanzas se apoyan en la experiencia, son siempre desinteresadas y buscan nuestro bien. A fin de cuentas ellos nos aportan templanza ante los reclamos de la vida, comprensión y lo mejor de su tiempo. Para ellos, los nietos somos lo más importante. Además, disfrutan ocupándose de nosotros, tienen la sabiduría que la edad les otorga y el amor tranquilo y calmado que se gana con los años.

He tenido la suerte de conocer a tres de mis cuatro abuelos. Todos ellos me han aportado enseñanzas y valores que, sin duda, me hacen mejor. Si tuviera que describirles en pocas palabras, estas serían: bondad, energía y curiosidad.

La más anciana de mis abuelas, a sus noventa y dos años, siempre tiene una sonrisa para mí. Me muestra que en la vida hay que procurar no tener conflictos y que debemos perdonar siempre. Las visitas de sus nietos, con nuestros pequeños logros, le hacen sentirse feliz y orgullosa. Ella nos las paga con una mirada cargada de paz. Cuando la visito, dibujamos juntos y hablamos con calma. Me gusta que me cuente sus recuerdos, y a ella que yo le hable de mis planes de futuro y de mis sueños.

Mi otra abuela es enérgica, incansable. Nos ha enseñado a ponernos en pie aunque caigamos mil veces. Ella siempre lo hace, incluso ahora que se está quedando ciega, lo acepta con dignidad y muestra sus ganas de seguir adelante. Sus ojos han perdido la luz, pero gracias a sus palabras siento que, cuando estoy con ella, tengo más fuerza.

Aunque mi abuelo murió hace algunos años, guardo en mi corazón un montón de recuerdos suyos. Cuando tenía dos años me cogía de la mano y, mientras caminábamos despacio, me hablaba de todo aquello que nos rodeaba. Él le ponía nombre a las cosas, y así hizo que en mí nacieran la curiosidad y las ganas de aprender.

Por estas razones tengo la seguridad de que parte de lo que soy se lo debo a todos ellos. Por eso estoy convencido de que deberíamos compartir más tiempo con nuestros abuelos. La recompensa siempre es maravillosa.