IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

No es un punto y final

Angela Zhang, 14 años

                  Colegio Sierra Blanca (Málaga)  

Terminé el libro. Sobre mis manos descansaban quinientas páginas de aventuras, acción y amor; quinientas páginas de emociones y locuras; quinientas páginas de entretenimiento.

Me sentía frustrada, tenía una extraña sensación: alegría y tristeza a la vez. En mi mente nadaban los momentos más emocionantes de la historia, los recuerdos inolvidables, los que hacen este libro tan especial.

Hace dos días ansiaba terminar la novela, conocer su final. Pero ahora, sentada en la mecedora, acariciando la suave textura de la última página, releyendo la última frase… Me invade la melancolía. Tanto deseaba saber el final… Sin embargo, ahora que lo he leído, me siento triste porque no me había dado cuenta de que suponía el fin de la aventura, es decir, un adiós. Tengo que despedirme del protagonista; no sabré nada más de él, qué ocurrirá después del punto y final, que significa un adiós para siempre.

Pero bajo esta tristeza también siento una pizca de felicidad. Me alegro de que tuviera un final feliz.

Cierro el libro y acaricio la portada. Suspiro, cierro también los párpados. Abro el libro al azar, leo la primera frase…, y me doy cuenta de que quizás no tiene por qué ser un adiós definitivo; a lo mejor solo es un hasta luego. Puedo releerlo, volver a recorrer las aventuras junto al protagonista y, quizás, encontrar pequeños detalles que me han pasado desapercibidos.

Sonrío y me acomodo en la mecedora. Abro de nuevo la novela por la primera página…