XIX Edición
Curso 2022 - 2023
Seguir la corriente
Marta Carrillo, 18 años
Centro Zalima (Córdoba)
Aunque no lo apreciemos a primera vista, la moda que nos rodea forma parte de un plan para influir en nuestras decisiones. De este modo no nos preguntamos por qué, si una temporada se estilan los estampados rojos, acabamos con alguna prenda de dicho color en nuestro armario.
Como se dice, el roce hace el cariño y, aunque al principio algunos se resistieron a la tendencia de las Doctor Martens, ¿quién no atesora un par en su zapatero? Las hemos visto en looks casual y en otros más formales, y se han acomodado en nuestra existencia cómo un elemento habitual, con ayuda de las “influencers” que fueron contratadas para que las catapultaran a la fama. Me asombra cómo un par de botas asociadas a la labor de albañilería se han convertido en el deseo de millones de jóvenes.
Se trata del efecto dominó, que nace de un like y termina en nuestro armario. Es decir, vemos a través de la pantalla una prenda que no nos convence, pero tras toparnos con ella en más de diez post, comienza a transformarse en un objeto de deseo. Finalmente, nos vemos con cuatro pares de zapatillas con un círculo lateral, que les diferencia de las de marca blanca y eleva su precio más del triple. Al final hemos caído y formamos parte de la tendencia de las Converse.
Es posible que, tras un par de meses, la mayoría de los jóvenes comenzaremos a preguntarnos en qué estaríamos pensado al escoger esa prenda o ese color, sin recordar que el motivo lo provocó María Pombo y lo feliz que parecía con aquellas zapatillas rosa palo combinadas con unos vaqueros blancos. De modo que, en la carta a los Reyes Magos añadiremos otro par de diferente color.
Aunque creamos que no estamos influenciados por el efecto mariposa de las tendencias, basta darse un paseo por las redes sociales para encontrar numerosos ejemplos que nos contradicen. La nombrada María Pombo agotó en sólo dos horas la sudadera que lucía en su primera publicación tras dar a luz. Aún recuerdo cómo mis amigas recargaban la página web de Zara, a la espera de una reposición. Hoy, muchas de ellas intentan vender en Vinted dicha prenda y por la mitad de su precio. No recuerdan porqué la compraron o están cansadas de lucirla. Algo así ocurrió cuando la Reina Letizia vistió hace unos meses un abrigo de Mango, que inmediatamente se agotó en las tiendas.
Nosotros, compradores en masa, seguimos una misma corriente que nos balancea de un lado a otro según disponga la industria. ¿Qué ocurre con nuestra voluntad, con nuestro criterio, con nuestra personalidad? Es cierto que una propuesta puede servir de grata ayuda en ocasiones… Sin embargo, existe una delgada línea entre escuchar a nuestros referentes y perseguir un estilo ajeno al nuestro.
Durante las rebajas escuchamos hablar de peleas en un gran almacén por un jersey con un buen descuento, de quejas porque la web de tal o cual marca se colapsa… Pero puede haber llegado el momento de preguntarnos si merecen la pena tantos esfuerzos para llenar un armario con prendas ajenas a nuestros gustos. No animo a que nos alejemos de la moda, pero sería positivo matizar esas tendencias con un toque propio. Así conseguiremos no formar parte de los millares de adolescentes que parecen idénticos, pues van por la calle uniformados. Seremos jóvenes con un criterio y personalidad propia.