XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Semidioses

Bárbara María Ruiz Lucini, 18 años

                 Colegio Senara (Madrid)    

En la mitología los semidioses son los hijos que nacen de las relaciones entre los dioses y los mortales. En la literatura actual —por ejemplo, los libros del escritor estadounidense Rick Riordan— hay un género fantástico que se inspira en ese Olimpo de Grecia y Roma, en la que los semidioses son el puente que existe entre el mundo de las divinidades y el de los humanos, y que manteniendo cualidades propias de los dioses paganos, pueden morir.

Pero también existen semidioses reales, que no se distinguen a simple vista. Su mayor habilidad es la creación y destrucción de mundos propios. Se alimentan de la imaginación y se ponen en pie gracias a un bolígrafo, un papel y algo que contarle al mundo. Me refiero, por tanto, a los escritores.

No me parece demasiado aventurado decir que cualquiera de nosotros podría ser uno de estos semidioses, pues todos los hombres tenemos inquietudes creativas que nos gustaría compartir con el mundo. La diferencia entre un escritor y el resto de los hombres reside en el valor y la determinación por poner en palabras escritas aquello que necesitamos dar a conocer. Pero nos frena la pereza, o el miedo a lo que puedan pensar de nosotros.

Un escritor es capaz de crear personajes de carne y hueso, que sienten y sueñan, que tienen un origen, una historia y una meta. El autor tiene poder para permitir que concluyan sus cometidos o para frustrar sus planes con unas cuantas líneas. El narrador influye en todo lo ajeno a los personajes, en algunos casos distanciados en el tiempo y el espacio. Crea imágenes y sensaciones mediante la descripción.

El escritor es un semidiós porque tiene en su mano el arma más poderosa: la palabra. Con ella convence y seduce al lector, le transmite ideas o juega con su razonamiento cruzando la fina línea entre la realidad y la ficción.

Excelencia Literaria me ha ayudado a expresar aquello que —porque no sabía o no me atrevía— hoy es mi humilde aportación al arte de escribir. Ha sido una ayuda fundamental para hacer pública una parte de mí que hasta entonces no había desarrollado y que, sin embargo, ahora me parece esencial.