XIX Edición
Curso 2022 - 2023
“Ser o no ser”
Sofía Mª Pizarro, 16 años
Centro Zalima (Córdoba)
<<“Ser o no ser”, esa es la cuestión>>, escribió William Shakespeare en su obra teatral, Hamlet, cuando planteaba la profunda disyuntiva entre existir o no existir. La gran enseñanza que nos dejó Hamlet, aplicada a la sociedad en la que vivimos, es que la autenticidad cada vez tiene menos cabida desde que las redes sociales se han convertido en el espejo de los adolescentes. Su exagerada influencia en nuestras conductas, provoca un malestar emocional que llega a afectar nuestra salud mental. El mal uso de internet ha logrado contagiarnos de la superficialidad, pues con él triunfa la apariencia de pretender ser quiénes no somos, con tal de sentirnos reconocidos por nuestro entorno.
Bien sabemos, que durante la adolescencia somos vulnerables. Por eso, hacemos lo posible con tal de que nos acepten las personas que nos rodean. Es decir, sentimos la necesidad de ser aprobados por nuestros semejantes en nuestro aspecto y en nuestro comportamiento. Esta necesidad, normal de por sí a nuestra edad, la hemos convertido en una prioridad, pues creemos que un like de más o de menos afecta de manera radical en nuestra popularidad, como si dicha acción (apretar un icono en la pantalla) fuera a convertirnos en líderes o condenarnos al anonimato y hasta el desprecio.
Hemos convertido una acción tan placentera como tomarse un café entre amigas, en una competición de likes (queremos saber quién tiene entre nosotras una red social más aplaudida), en un empeño en fotografiarnos para que nuestros seguidores sepan dónde y con quién hemos pasado un rato, de qué manera íbamos vestidas y lo natural que resulta siempre nuestra sonrisa.
Leí en una investigación promovida por Facebook, que Instagram es la red social más tóxica para los adolescentes, sobre todo entre las mujeres. De las que nos exponemos en sus cuentas, un 32% afirman sentirse “incómodas con su físico”, y reconocen que “esto empeora al compararse con las protagonistas de otras cuentas”. A veces, al analizar el uso que hago de mis perfiles, reconozco que me alejo de aquello que me gusta o me regala instantes de paz, porque temo que no sea acorde con lo que muestran mis seguidores. A mí también me preocupan los estándares sociales, y decido olvidarme de quién soy y qué es lo que valoro.
Sin embargo, alguna vez pienso que podría ser una buena influencer, no tanto por convertirme en imagen de alguna marca de ropa (gracias a la cual subiría fotografías ante todos los paisajes posibles, en cada ocasión con un look distinto), sino porque creo que podría ser la nota sencilla y sensata que siempre hace falta en cualquier pieza musical. No es vanidad, sino el convencimiento de que conseguiría mostrarme tal como soy, para brindar mi opinión con el propósito de servir de ayuda a quienes me siguieran. Creo que podría aportar una forma distinta a la hora de exponerme en las redes y, no lo niego, me ilusiona servir de ayuda.
<<”Ser o no ser”, esa es la cuestión>>, no estar o no estar.