XIX Edición

Curso 2022 - 2023

Alejandro Quintana

Sinónimo de evolución 

Paola Alemany, 15 años

Colegio Adharaz (Sevilla)

Hace tiempo mantuve una conversación con un conocido. Él opinaba que la historia, al igual que muchas otras asignaturas, se enseña mal en el colegio, pues es una disciplina con una inmensa variedad de contenido y con un gran potencial de aprendizaje, que va más allá de los datos y las fechas. En ese momento, como fiel entusiasta de la historia que soy y sin pensarlo a fondo, le manifesté estar de acuerdo. Sin embargo, después de razonarlo con un poco de calma y perspectiva, difiero de sus conclusiones.

Según él, el principal problema se encuentra en que las clases de la referida asignatura deberían ser más dinámicas, para que la clave no sea aprenderse todo de memoria. Por eso (siempre según su opinión) hay que intentar aplicar nuevos métodos más “emocionales” e “interactivos”. Aunque su propuesta debería tenerse en cuenta, ese no es el problema principal, que precisa un elemento previo: ponernos de acuerdo acerca de qué entendemos por el término historia.

La RAE define la historia como <<La disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos del pasado>>, postulado fácil de entender, aunque no muchos alumnos comprendan todo lo que engloba. En cinco palabras, la historia lo es todo. O, lo que es lo mismo, todo tiene su historia, desde un país hasta el cepillo de dientes que guardamos en un vaso. Y es la pequeña historia de cada realidad la que permite la evolución humana.

Pongamos como ejemplo los automóviles. Antes de pensar en los modelos que hoy conocemos, tendríamos que recordar que antes hubo prototipos que, o no fueron suficientemente prácticos o no lograron cumplir definitivamente su función. Pero es gracias a la historia de esos prototipos, que los ingenieros han conseguido el vehículo actual con el que vamos de un sitio a otro, sin perder la conciencia de que nuestros automóviles también serán la base sobre la que avanzarán los coches del futuro.

Todo tiene su historia, insisto: cada uno de los gustos que posee una persona, ya sea la cocina, el deporte, la ciencia… Si un profesor consigue explotar este principio, los alumnos conseguirán aplicar los principales datos históricos. Así se generará un interés mayor por la asignatura, pues será un buen comienzo para hacerla más atractiva. A continuación, absorberemos los conocimientos necesarios con los que mejoraremos la experiencia de nuestros antepasados, lo que es sinónimo de evolución.