IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

Un poco de rap

Francisco Javier Garrido, 16 años

                 Colegio El Prado (Madrid)  

El rap es algo más que un género musical. Es una parte de la cultura popular juvenil, por más que no tenga una buena acogida en ámbitos intelectuales. De hecho, posee una injusta mala fama asociada con el mundo de la violencia, las drogas y los actos vandálicos. Nada más lejos de la realidad. Su presunta vinculación con lo tosco y el delito proviene de ultramar, del otro lado del charco. Porque fue en el barrio neoyorquino del Bronx donde surgió el movimiento hip-hop (formado por cuatro elementos básicos: el graffiti, el rap, el dj -o disc jockey- y el breackdance). No voy a negar lo evidente, por entonces existía lo que se denomina el “gangsta rap”, un subestilo del rap, caracterizado por la exaltación de los actos delictivos, normalmente de pequeño calado, como manera de obtener un rápido triunfo en el barrio y así lograr elevar el estatus social de las personas marginadas. Pero esta versión peligrosa se queda allí, con los yanquis.

En España hay quién considera este género de composición musical como un estilo de poesía urbana. Quienes pertenecen a la cultura hip-hop, es decir, cualquiera que practique los cuatro elementos mencionados con anterioridad, entiende el rap como una forma inteligente de crítica y sátira, que se usa para defender los ideales contra las injusticias que imponen los que mandan, aquellos que poseen el poder. De este modo, el rap es una forma de expresarte, dar a conocer al mundo entero lo que piensas sobre la sociedad en la que vives.

Con este artículo, pretendo ofrecer una breve aproximación al hip-hop como medio de expresión de las inquietudes de amplios conjuntos de población, sobre todo juvenil. El rap cobra cada vez más fuerza debido a su lírica, pues identifica a la gran mayoría de sus oyentes con sus vivencias personales. Eso sí, no es de extrañar que a muchos el rap les resulte molesto, pues sus compositores e intérpretes dicen siempre lo que piensan, sin tapujos. Es decir, hablan de la cruda realidad, sin importarles lo que puedan opinar los demás. Su filosofía puede resumirse con unos de sus versos: “Al criticarme, me fortalezco/ para poder contratacar con mi dialecto.