XIX Edición

Curso 2022 - 2023

Alejandro Quintana

Víctimas de las redes 

QianYi Cui Xu ,17 años

Colegio IALE, Valencia

Los adolescentes perdemos demasiado tiempo con las redes sociales, que tienen un poder hipnótico difícil de manejar una vez has caído en su tela de araña. Uno empieza con el propósito de consultar alguna publicación, y acaba dedicando las horas a fotografías, vídeos y comentarios de desconocidos, que no le aportan nada especial. Es más, en cuanto dejamos el teléfono o el ordenador a un lado, nos damos cuenta de que hemos perdido mil posibilidades enriquecedoras a cambio de ese círculo repetido y vacío.

La mayoría tenemos una dependencia adictiva a los teléfonos móviles, y nos distraemos fácilmente mientras realizamos asuntos importantes, porque estamos atrapados por reclamos innecesarios. Algunos tratamos de encontrar otras actividades para entretenernos, como ir al gimnasio o practicar algún deporte, lo que nos permite estar en contacto con la realidad.

Es verdad que las nuevas tecnologías han contribuido a determinados avances para la humanidad. Sin embargo, sus mal uso causa graves situaciones, como el ciberbullying, motivo de tanto sufrimiento y soledad entre la gente de mi generación. Deberíamos ser conscientes de la gravedad que tiene utilizar las redes como un arma arrojadiza, con la que podemos hacer mucho daño. De igual modo, deberíamos tener en cuenta qué escribimos y grabamos antes de lanzarlo a la redes. 

Todos conocemos casos en los que tantas horas dedicadas a la tecnología han llegado a causar una enfermedad psicológica o física. Uno puede sentirse triste, inseguro, hundido por algún comentario negativo o denigrante, o por algún vídeo inadecuado que circula sin la autorización de quien ha sido filmado. No son pocos los que, además, han pagado con una agresión física su intervención en un foro digital, o los que han hecho cosas incorrectas que van a perseguirles el resto de su vida.

Las redes sociales pueden llegar a ser perjudiciales o beneficiosas dependiendo del uso que hagamos de ellas. Evitemos las comunidades tóxicas que hay en todas las plataformas, intentemos ser empáticos con los demás e ignoremos los comentarios ofensivos. Pero, sobre todo, utilicemos las redes sociales solo cuando sea necesario, para así evitar caer en la obsesión y en otros muchos peligros.