XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Volver a ser yo

María Mateos de la Haba, 16 años

                 Colegio Zalima    

Alta, delgada, rubia, ojos verdes, labios rojos y bien marcados, con unas medidas propias de una modelo. Soy una chica de muy buen ver, que cualquier chaval quisiera tener como amiga o… prefiero no entrar en detalles.

A partir de los trece años comenzó a cambiar mi físico y me convertí en la chica más popular de la clase, con un séquito de amigas que me acompañaban a todos lados, que decían ser mis íntimas. Los chicos mayores empezaron a hablarme, a interesarse por mis gustos y aficiones. Hasta entonces, había sido una niña rellenita, con trenzas, demasiadas pecas, gafas... y un parche en el ojo izquierdo a causa de la miopía.

Pero decidí aprovecharme de mi cambio para no ser la «pringada» de la clase —y del mundo en general, durante el resto de mi vida—, y me puse manos a la obra, hasta llegar a ser quien soy.

Podría decir también que soy una chica con espíritu, que mueve a las masas. Esto me hace ser engreída, egoísta, juiciosa... Así que he llegado a un punto, a mis diecinueve años, en el que echo de menos a aquella niña gordita que ayudaba a los demás con sus deberes, que daba la moneda que tenía en el bolsillo al mendigo de la esquina, que recogía los platos en casa y, en definitiva, era inofensiva, inocente y generosa.

Quisiera cambiar, volver a ser Susi, la pequeña Susi, en vez de la segura Susana. Pero me da miedo. Deseo volver a ser esa niña pero con mi vida de ahora, con mis nuevos amigos, mis seguidores de internet, mi novio... Pero sé que si cambio mi vida, muchas de esas personas desaparecerán como por ensalmo, ya que valoramos mucho más el tener que el ser, lo que somos —altos, rubios, simpáticos…— por encima de quiénes somos.